martes, 2 de febrero de 2016

JACQUES HERZOG Y PIERRE DE MEURON EN EL JARDIN

Carlos Ruiz Acosta


Visité la Galería Nacional de Arte Tate en Londres en diciembre del 2000, unos meses después de haberse inaugurado en una antigua central eléctrica convertida en un museo  sorprendente por su acertada adaptación. Viendo el Támesis desde el restaurante, me pregunté quien habría sido el autor de tan interesante proyecto y aparecieron los nombres de Jacques Herzog y Pierre de Meuron. De inmediato tuve la sospecha de estar frente al tipo de creadores que cambian la historia de la arquitectura, como Frank Lloyd Wright o Le Corbusier. En sus inicios, de 1980 a 1990, hicieron un enorme caudal de aportaciones que les valieron el Premio Pritzker de Arquitectura en 2001 y de quienes el Jurado dijo: “La arquitectura de Jacques Herzog y Pierre de Meuron mezcla la artesanía de una antigua profesión con el acercamiento a las nuevas tecnologías del siglo. Las raíces de los arquitectos en la tradición europea combina con la tecnología actual, una extraordinaria inventiva en soluciones arquitectónicas para las necesidades de sus clientes”.

En la década de 1980, la arquitectura se hallaba en transición después del posmoderno y es cuando surgen Herzog y de Meuron explorando el potencial de los materiales llevados hasta el límite, utilizando a la forma sólo como vehículo para manifestarse. Esta importancia dada a la lógica de los materiales deja a la imagen iconográfica en un segundo plano. Era un hecho que su obra rechazaba la forma como expresión personal de estilo, abriendo un nuevo campo de experimentación en donde el edificio se transforma en un objeto sin referentes ópticos de escala; ahora una bodega es una escultura, un estadio de futbol una lámpara y una biblioteca una exposición de fotografías. Pienso que si pusiéramos sus edificios en una extensa llanura, veríamos una exposición cercana a la ficción. Para entenderlo, mencionaré algunos materiales utilizados en sus fachadas: gaviones de piedra en la Bodega Dominus en California, 1995; fotografías de Tomas Ruff en la Biblioteca de la Escuela Técnica de Everswalde, 1997; paneles de cobre perforado en el Museo de Young en San Francisco, 2005 y almohadones de resina termoplástica en el Allianz Arena de Munich, 2005. Estos ejemplos son un alarde de probar en cada proyecto la inagotable capacidad de asombrarnos. Es el caso de la Filarmónica del Elba en Hamburgo, un colosal  edificio en construcción montado sobre unos almacenes del siglo 19.

Bodega Dominus en Napa Valley, California 1995
Allianz Arena en Munich, Alemania 2005
Influenciados por el arte y el minimalismo de Donald Judd, han trabajado con artistas, entre los cuales están Rémy Zaugg, Michael Craig-Martin, Thomas Ruff, Ai Weiwei y al principio con Joseph Beuys, uno de los artistas más influyentes del siglo pasado;  por lo que  no es fortuita la sensibilidad cargada de significados estéticos situados más allá de lo  meramente funcional.

El Estadio Nacional de Beijing de 2008, ha sido su obra más controvertida. Por un lado tuvo efectos mediáticos globales al proyectar las imágenes del impresionante entramado de tiras de acero semejante a un nido de pájaros y por el otro, es criticada de grandilocuente y costosa.

Estadio Nacional de Pekín, China 2008
Jacques Herzog y Pierre de Meuron nacieron en Basilea, Suiza en el año de 1950, estudiaron en la Escuela Politécnica de Zurich, ETH, e iniciaron la sociedad en Basilea en 1978, para después extenderse a Londres, Hamburgo, Madrid, Nueva York y Hong Kong. Son lectores de Nietzsche, admiradores de su compatriota Le Corbusier, exalumnos de Aldo Rossi,  ganadores de la Medalla de Oro del Instituto Real de Arquitectos Británicos y del Premio Imperial de Japón, además de dar cátedras en la Universidad de Harvard y en el ETH de Zurich . Sobre su obra se han hecho cientos de publicaciones, pasando por innumerables exposiciones en museos, entre los cuales destaca el MOMA de Nueva York. Este resumen de su trayectoria profesional confirma la fama bien ganada y por consecuencia, el significado de su presencia  en donde se paren.

De izquierda a derecha Carlos Ruiz Acosta, Pierre de Meuron y Jacques Herzog
El 19 de marzo de 2013 fue el día de la visita a Culiacán por segunda vez. En esta ocasión vinieron para hacer un proyecto en la explanada del Jardín Botánico. Hubo reunión de trabajo y al final una entrevista hecha por el suscrito, en la cual Herzog fue enfático en aclarar que la piel de los edificios no era un fin en si mismo y me preguntó si conocía el edificio llamado 1111 Lincoln Road en Miami, una espectacular solución de estacionamiento, tiendas y viviendas, para demostrar que tienen la habilidad de moverse a otros campos compositivos con el mismo éxito. Dijo también que si el fallo del concurso del museo más importante de China llamado M+, les favorece, confirmarán lo anterior. En fase finalista compiten SANAA, Toyo Ito, Renzo Piano, Snohetta, Shigeru Ban y ellos mismos.

1111 Lincoln Road en Miami, EU 2008
Les pregunté porqué aceptaron venir a Culiacán. Contestaron que Suiza es muy pequeña y requieren buscar trabajo afuera de su país. Agregaron ser profesionales en el cumplimiento de sus obligaciones. ¿Pero, habrá otra razón?. Encuentro sólo una y es la visión de quien los contrata.

De las obras maestras de la arquitectura cuento entre mis favoritas a la Bodega Dominus en California. Es un prisma rectangular recubierto de piedras, cual muro de contención de carretera en medio de viñedos. Equivale a contemplar el cielo en un observatorio de James Turrell.

No es fácil tener la oportunidad de dialogar de tú a tú con arquitectos de esa jerarquía. A lo largo de mi carrera he intercambiado ideas con arquitectos que son parte de la historia, el primero fue Richard Neutra cuando era estudiante y los últimos,  Jacques Herzog y Pierre de Meuron, de quienes tengo una consigna para empezar el día: “No hay nada más aburrido o más absurdo que levantarse cada mañana confiando inocentemente en lo que ya sabes”.




15 de abril de 2013.

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