martes, 9 de febrero de 2016

DE GRIEGOS Y ALEMANES. Una visión desde Alemania.

Carlos Ruiz Acosta


Grecia es una bomba de tiempo con el reloj retrasado. La tensión suspendida por la aceptación de las condiciones impuestas por los acreedores, oculta vínculos alemanes con ese País desde el siglo 18.

En un viaje por Alemania en agosto de 2015, recorrí Hamburgo, Saarbrücken, Munich y Dresde, lo que me permitió conocer la opinión de medios y personas sobre la crisis financiera, destacando la investigación de Fichtner, Minkmar y Smoltczyc publicada en Der Spiegel y considerada en este escrito.

Europa es una mujer de la mitología seducida por Zeus y una pista para entender los sentimientos europeos por la Hélade. A partir de la filosofía griega, conocida desde la antigüedad, la cultura greco-romana se convertirá en un poderoso patrón cultural en donde Italia será para los alemanes el país de la nostalgia y Grecia el sueño del sur. Hace más de 2000 años, esta región mediterránea llamada Hellas, habrá de configurar la civilización occidental con la razón, el pensamiento abstracto, el derecho ciudadano, el cuerpo sano, las matemáticas, el arte y la arquitectura. Son tantos y trascendentes los genios de ese periodo que tan sólo en filosofía, Zenón, Demócrito y Epicuro, serian suplentes.

Esta herencia los alemanes la harán suya hasta la exageración, ilustrada por el poeta Friedrich Hölderlin (1770-1843), quien jamás pisó Grecia, pero llegó a sostener no haber visto a sus compatriotas como seres humanos, a cambio, a los griegos los vio con talento para el arte, el amor y la grandeza, y dijo, “Grecia es calor, refinamiento y luz. Alemania es fría, ruda y oscura”. Anteriormente, Johann Winckelmann (1717-1768), considerado el fundador de la historia del arte y de la arqueología, creó sin sustento un concepto estético basado en la utopia de una sociedad fundada en los ideales griegos de la belleza y la virtud, y declaró que la grandeza del hombre sólo se alcanzaría imitándolos. Esto catapultó el surgimiento del Neoclasicismo impulsado por sus ideas. Los griegos están presentes en la lírica alemana, en los clásicos de Weimar y en el arte y la arquitectura de los siglos 18 y 19. La fachada del Partenón se repetirá hasta el siglo 20 como ninguna otra en la historia. El Instituto Arqueológico Alemán se abrió en Atenas en 1874 para rescatar la belleza enterrada. Arqueólogos como Schliemann, Dörpfeld y Humann traerán a sus museos los tesoros de Troya, Micenas, Olimpia y Pérgamo. La obsesión de los alemanes por la antigua Hellas, estaba consumada.


Partenón, construido entre los años 437 y 432 a.c.

Posterior a la Segunda Guerra Mundial, la juventud alemana se volcó sobre Grecia y creyó poder vivir sin luz eléctrica, comiendo aceitunas, queso, pan y vino. El ser aceptados  a dormir en las casas siendo extraños, los hizo extender el estereotipo sobre los griegos de generaciones anteriores, de ser un pueblo feliz y auténtico. En la década de 1980, la simpatía por su cultura dio paso al cine de Costa-Gavras, a la música de Mikis Theodorakis y a la literatura de Vasilis Vasilicós. La canción Vino griego de Udo Jürgens se canta desde hace 40 años. En las ultimas décadas el turismo masivo europeo se adueñó del País como su segunda casa.

Grecia, una historia dolorosa.

Tres imperios la dominaron, el Imperio Romano, el Bizantino y el Otomano. Al final de la Edad Media, cuando en Europa se iniciaba la Era Moderna, el País ocupado por siglos y apartado del desarrollo, no pasó por el Renacimiento,  ni conocerá la Reforma, el Absolutismo, el Racionalismo, la Ilustración ni la Revolución burguesa, lo que incentivó la cultura política del clientelismo, la corrupción por derecho, el patriarcado, los partidos políticos antidemocráticos, la carencia de un Estado ilustrado y el desconocimiento de la palabra República.  Historiadores sostienen que el tiempo de detuvo en Grecia por 400 años. Como contrapeso, existe el orgullo nacional de haberse liberado de los otomanos, y haber luchado contra alemanes y contra los regimenes protegidos por ingleses y norteamericanos.

¿Cómo fue entonces que entraron a la Unión Europea?

No fueron los números. El peso histórico de la antigua Grecia fue determinante en la decisión tomada por Helmuth Kohl, Ruud Lubbers, Mario Soares y Jaques Delors, porque necesitaban el mito de origen para integrar la idea de Europa, pese a no cumplir con los requerimientos. Y así les fue, porque los griegos falsificaron estadísticas y prometieron reformas de humo. Las quejas son que millones de euros nunca llegaron a su destino; no fueron invertidos; los gastaron y repartieron entre la burocracia y el poder. Para tener una idea, recibieron 150 millones de euros para desarrollar un sistema de catastro que no existe. El encanto se rompió. Los alemanes entendieron que Grecia había sido siempre Grecia. El romanticismo del ideal chocó con la insolvencia financiera y hasta entonces endurecieron las relaciones y condicionaron los acuerdos con medidas draconianas. Los verdugos favoritos: Wolfgang Schäuble, ministro de finanzas de Alemania y Angela Merkel. Los medios de ambos países derrocharon burlas y acusaciones; el odio fomentado por Syriza, hizo recordar a los 100,000 ciudadanos griegos muertos durante la ocupación nazi por inanición en 1941, y a los 60,000 judíos de Tesalónica asesinados en campos de concentración. Alexis Tsipras lo llamó costos de guerra e intentó pasar la factura.

Hasta hoy se entiende que no tienen estructuras para llevar a cabo las reformas y una economía sin instrumentos para ser parte de la Unión Europea. De pronto se enfrentaron a un País pobre sin industria ni infraestructura. Los economistas norteamericanos habían advertido de estas fallas hace 25 años, pero no les hicieron caso. Los estereotipos moldeados por siglos obstruyeron la verdad y apenas están entendiendo la dimensión de los errores cometidos por el romanticismo de Europa del norte. En Alemania piensan que un análisis profundo sobre Grecia, concluiría que es un País diferente, cercano a los Balcanes o al oriente, pero no a Europa.

Los alemanes saben que uno de cada tres euros prestados a Grecia corresponde a sus ahorros y se niegan a seguir financiando pensiones y fantasmas. Pero la pregunta cual resumen de los errores cometidos es: ¿por qué al menos no pueden actuar como si se estuvieran esforzando?

A europeos y alemanes les tomará tiempo para regresar como antes a la cuna de la civilización occidental, aunque terminen vendiendo al País y con ello sólo maquillen al sistema financiero global.

Mientras tanto, los griegos privilegiados de antes y ahora, viven en colonias con escuelas propias en Londres, Lausana y Nueva York.

Publicado el 7 de noviembre de 2015.

miércoles, 3 de febrero de 2016

LOS ARQUITECTOS Y EL VACIO POSMODERNO

Carlos Ruiz Acosta

“Nadie debería guardar silencio entre semana
y los domingos absolverse.”

Gunter Grass

Culpamos a los últimos tres presidentes del Colegio de Arquitectos de Sinaloa (de Culiacán para no confundir), CASAC, de las causas de la indiferencia y del alejamiento de sus agremiados, quienes reconocen les sirve como oficina expedidora de licencias de directores responsables de obra, lo que probablemente estén haciendo otros colegios del País. En mi opinión no es un asunto enteramente de personas, sino también, de los desequilibrios de la economía.

La historia del CASAC inició en la década de 1960, cuando el país vivió la etapa dorada del desarrollismo con crecimientos del 6% anual. Para entonces, la expansión de instituciones era todavía un proceso inacabado y es cuando Jaime Sevilla fundó en 1965 el primer colegio de arquitectos en el estado, con un grupo de egresados de la UNAM, el IPN y el ITESM en Monterrey. En aquella época Culiacán tenia 125,000 habitantes, la población se duplicaba cada 10 años y la riqueza agrícola convirtió al valle en la tierra de la gran promesa, razón por la cual la presidencia del CASAC se llegaría a convertir en el equivalente a la silla del águila.

El desarrollismo llegó a su fin en 1982. Para el año 2012 el país había experimentado siete devaluaciones de la moneda en 1976, 1981, 1986, 1994, 2000, 2006 y 2012 y una inflación galopante que alcanzó  el tope del 4030% y el peso a $2,300.00 por dólar; además, hemos sufrido los doce años de Echeverria y López Portillo, el capitalismo salvaje del liberalismo, la decepcionante democracia de partidos y la reforma fiscal de Peña Nieto. Con el paso del tiempo hemos atestiguado dos desgracias: por un lado el declive de la agricultura, y por el otro, el de la industria de la construcción amortiguada por las sofoles, capitales del narcotráfico y por uniones de crédito de dudoso manejo.

En pleno liberalismo económico, Tomás Arroyo, presidente del CASAC de 2004 a 2008, cerrará el ciclo de presidentes formados en la institucionalidad y se abrirá el ciclo de la decadencia de la FCARM,  por la levedad de su presidente Lisandro de la Garza, en medio de la agobiante crisis financiera global causada por las deudas hipotecarias de Estados Unidos.

Sin ahondar mucho, la economía explica parte de la complejidad de cohesionar a un gremio golpeado cíclicamente y los vacíos recurrentes padecidos por el colegio, el cual regalaba la presidencia a quien la quisiera. Recordemos asambleas semidesérticas y desinterés general en periodos semejantes al de hoy en día. Esta breve lectura nos dice que la economía es un factor a considerar en la planeación de políticas gremiales.

En 1979 pasó inadvertido el suceso que cambiará actores y escenario. Ese año se creó la Escuela de Arquitectura de la UAS hoy facultad, de donde empezaron a egresar oleadas de jóvenes. 36 años después, suman ya alrededor de 5,000 arquitectos, por lo que la llegada de muchos de ellos al colegio presagiaba la ocupación del consejo directivo, hecho que se dio desde hace siete años por maestros de la UAS, quienes hasta la fecha, no han dicho a dónde quieren llegar. En efecto, son tiempos difíciles, pero no muy diferentes a los descritos aquí.

Sin voltear al pasado, hemos descalificado a los académicos investidos de presidentes sin oficio para el cargo y juzgado por incompetencia. En descargo a su favor, mencionaré otras causas que desde siempre han alejado a los agremiados: hubo presidentes bien intencionados sin idea ni proyecto y hubo otros mediocres encumbrados por la inercia o por sus camarillas; se conservan intocables, cual cóctel de cianuro, los viejos estatutos con 35 años de vigencia (mencionan, por  ejemplo, al correo postal y al telégrafo para notificar); costumbristas formas recaudatorias, un código de honor de museo, y para rematar,  un aburrido formato de asambleas.

Con el arribo de los nuevos inquilinos, surge la pregunta, ¿qué colegio quieren y para qué?  Si quieren marcar diferencias generacionales y sacar la casta por la UAS, les sugiero ver el futuro y fundar un colegio generación 2.0, pues sólo así podrán atraer a los que ni se han enterado de la existencia de este colegio ni de otros. El punto de partida es la definición de objetivos con descarada imaginación y una vez definidos, si llegara a pasar, tendrían que hacer tres cosas:
  1. Revolucionar los estatutos con visión a 25 años y revisiones cada tres, creando nuevas secretarias--siete de las actuales son letra muerta--para dar paso a nuevos actores e ideas frescas, con estadísticas del gremio e información de mercados y del trabajo; haciendo énfasis en la representación institucional de gran valor social, en intercambios internacionales y en desarrollo empresarial.  Todo esto transmitido en redes en tiempo real y en la web con links por especialidad. ¿Mucho trabajo? Sí, pero paso a paso.
  2. Salirse urgentemente de la sede actual, cuya deprimente imagen del sector y del edificio son puntos negativos para la promoción y publicidad de los objetivos. El local se renta y con ello, se paga una sede moderna y bien ubicada que estimule la autoestima.
  3. Los académicos de la UAS que piensen en heredar el puesto de presidente, absténganse. Ya probaron que no pueden, entonces, cedan el paso a otros dispuestos a dirigir un nuevo proyecto. No los vean como extraños porque ustedes los formaron: fueron sus alumnos.  


Nota: en caso de no revolucionar nada, por favor, continúen ocupando la silla otrora del águila. Nadie se las disputará.





Publicado en la revista ENTUOBRA, el 28 de octubre de 2015.

martes, 2 de febrero de 2016

JACQUES HERZOG Y PIERRE DE MEURON EN EL JARDIN

Carlos Ruiz Acosta


Visité la Galería Nacional de Arte Tate en Londres en diciembre del 2000, unos meses después de haberse inaugurado en una antigua central eléctrica convertida en un museo  sorprendente por su acertada adaptación. Viendo el Támesis desde el restaurante, me pregunté quien habría sido el autor de tan interesante proyecto y aparecieron los nombres de Jacques Herzog y Pierre de Meuron. De inmediato tuve la sospecha de estar frente al tipo de creadores que cambian la historia de la arquitectura, como Frank Lloyd Wright o Le Corbusier. En sus inicios, de 1980 a 1990, hicieron un enorme caudal de aportaciones que les valieron el Premio Pritzker de Arquitectura en 2001 y de quienes el Jurado dijo: “La arquitectura de Jacques Herzog y Pierre de Meuron mezcla la artesanía de una antigua profesión con el acercamiento a las nuevas tecnologías del siglo. Las raíces de los arquitectos en la tradición europea combina con la tecnología actual, una extraordinaria inventiva en soluciones arquitectónicas para las necesidades de sus clientes”.

En la década de 1980, la arquitectura se hallaba en transición después del posmoderno y es cuando surgen Herzog y de Meuron explorando el potencial de los materiales llevados hasta el límite, utilizando a la forma sólo como vehículo para manifestarse. Esta importancia dada a la lógica de los materiales deja a la imagen iconográfica en un segundo plano. Era un hecho que su obra rechazaba la forma como expresión personal de estilo, abriendo un nuevo campo de experimentación en donde el edificio se transforma en un objeto sin referentes ópticos de escala; ahora una bodega es una escultura, un estadio de futbol una lámpara y una biblioteca una exposición de fotografías. Pienso que si pusiéramos sus edificios en una extensa llanura, veríamos una exposición cercana a la ficción. Para entenderlo, mencionaré algunos materiales utilizados en sus fachadas: gaviones de piedra en la Bodega Dominus en California, 1995; fotografías de Tomas Ruff en la Biblioteca de la Escuela Técnica de Everswalde, 1997; paneles de cobre perforado en el Museo de Young en San Francisco, 2005 y almohadones de resina termoplástica en el Allianz Arena de Munich, 2005. Estos ejemplos son un alarde de probar en cada proyecto la inagotable capacidad de asombrarnos. Es el caso de la Filarmónica del Elba en Hamburgo, un colosal  edificio en construcción montado sobre unos almacenes del siglo 19.

Bodega Dominus en Napa Valley, California 1995
Allianz Arena en Munich, Alemania 2005
Influenciados por el arte y el minimalismo de Donald Judd, han trabajado con artistas, entre los cuales están Rémy Zaugg, Michael Craig-Martin, Thomas Ruff, Ai Weiwei y al principio con Joseph Beuys, uno de los artistas más influyentes del siglo pasado;  por lo que  no es fortuita la sensibilidad cargada de significados estéticos situados más allá de lo  meramente funcional.

El Estadio Nacional de Beijing de 2008, ha sido su obra más controvertida. Por un lado tuvo efectos mediáticos globales al proyectar las imágenes del impresionante entramado de tiras de acero semejante a un nido de pájaros y por el otro, es criticada de grandilocuente y costosa.

Estadio Nacional de Pekín, China 2008
Jacques Herzog y Pierre de Meuron nacieron en Basilea, Suiza en el año de 1950, estudiaron en la Escuela Politécnica de Zurich, ETH, e iniciaron la sociedad en Basilea en 1978, para después extenderse a Londres, Hamburgo, Madrid, Nueva York y Hong Kong. Son lectores de Nietzsche, admiradores de su compatriota Le Corbusier, exalumnos de Aldo Rossi,  ganadores de la Medalla de Oro del Instituto Real de Arquitectos Británicos y del Premio Imperial de Japón, además de dar cátedras en la Universidad de Harvard y en el ETH de Zurich . Sobre su obra se han hecho cientos de publicaciones, pasando por innumerables exposiciones en museos, entre los cuales destaca el MOMA de Nueva York. Este resumen de su trayectoria profesional confirma la fama bien ganada y por consecuencia, el significado de su presencia  en donde se paren.

De izquierda a derecha Carlos Ruiz Acosta, Pierre de Meuron y Jacques Herzog
El 19 de marzo de 2013 fue el día de la visita a Culiacán por segunda vez. En esta ocasión vinieron para hacer un proyecto en la explanada del Jardín Botánico. Hubo reunión de trabajo y al final una entrevista hecha por el suscrito, en la cual Herzog fue enfático en aclarar que la piel de los edificios no era un fin en si mismo y me preguntó si conocía el edificio llamado 1111 Lincoln Road en Miami, una espectacular solución de estacionamiento, tiendas y viviendas, para demostrar que tienen la habilidad de moverse a otros campos compositivos con el mismo éxito. Dijo también que si el fallo del concurso del museo más importante de China llamado M+, les favorece, confirmarán lo anterior. En fase finalista compiten SANAA, Toyo Ito, Renzo Piano, Snohetta, Shigeru Ban y ellos mismos.

1111 Lincoln Road en Miami, EU 2008
Les pregunté porqué aceptaron venir a Culiacán. Contestaron que Suiza es muy pequeña y requieren buscar trabajo afuera de su país. Agregaron ser profesionales en el cumplimiento de sus obligaciones. ¿Pero, habrá otra razón?. Encuentro sólo una y es la visión de quien los contrata.

De las obras maestras de la arquitectura cuento entre mis favoritas a la Bodega Dominus en California. Es un prisma rectangular recubierto de piedras, cual muro de contención de carretera en medio de viñedos. Equivale a contemplar el cielo en un observatorio de James Turrell.

No es fácil tener la oportunidad de dialogar de tú a tú con arquitectos de esa jerarquía. A lo largo de mi carrera he intercambiado ideas con arquitectos que son parte de la historia, el primero fue Richard Neutra cuando era estudiante y los últimos,  Jacques Herzog y Pierre de Meuron, de quienes tengo una consigna para empezar el día: “No hay nada más aburrido o más absurdo que levantarse cada mañana confiando inocentemente en lo que ya sabes”.




15 de abril de 2013.