viernes, 23 de diciembre de 2016

LA OBRA PÚBLICA DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS

El Arq. Felipe Leal, reconocido nacionalmente, publicó un artículo que tituló Circo, maroma y teatro de la obra pública, en el cual hace un análisis de la obra pública en México de las últimas décadas, dividido en cuatro apartados que parafrasearé y citaré.

El primero, Desfase en el tiempo, señala que las ciudades y la población crecieron desmesuradamente sin haberlas dotado a tiempo del equipamiento urbano correspondiente y al querer hacerlo, ya no quedaba tierra disponible con vocación, por lo que el equipamiento lo han ubicado a dónde sea, sin ningún consenso social. 

El segundo, Regulación excesiva, analiza las políticas inconexas y yuxtapuestas, con exceso de reglamentos y normas que poco o nada se cumplen, aunadas a una Ley de Obra Pública obsoleta generadora de corrupción sistemática y formas ocultas de arreglarse.

El tercero, Carencia de socialización, afirma lo que ya sabemos de qué las obras se hacen sin planeación por la premura para ejercer el presupuesto o por los gustos de los gobernadores y presidentes municipales, y también por presiones políticas, escondiendo las decisiones por el pánico a socializar las obras, en la creencia de que constituye un pesado obstáculo para realizarlas, por lo que las decisiones se mantienen en secreto, sea por el terror al rechazo ciudadano o por la inveterada costumbre de hacer las cosas a espaldas del temido enemigo de los políticos: la sociedad.

La cuarta, Ocurrencias, es contundente en apuntar el predominio de obras innecesarias o inventadas que no responden a las urgentes necesidades de la sociedad, sino a intereses clientelares o económicos, quedando como montajes escénicos rechazados por la ciudadanía, deteriorando cada vez más la obra pública sensata y necesaria del pasado, lo que continua ahondando el abismo existente entre las autoridades y los ciudadanos. Leal termina diciendo, “Lograr en nuestros días una obra pública útil, bien ejecutada y con el aval social es prácticamente una experiencia circense, donde se debe contar con habilidades para ejecutar una especie de maromas, saltos y suertes; en caso contrario, observamos y padecemos con indignación muchas simulaciones que pretenden esconderse en obras necesarias que en realidad son montajes teatrales….”

Hasta aquí la excelente síntesis de Felipe Leal que en mucho ayuda a ver este problema con mayor claridad y nos permite hacer una radiografía de lo ocurrido en Sinaloa: cadáveres de obras regadas aquí y allá; obras mal hechas por doquier. Un ejemplo basta: el estadio de fútbol de los Dorados, del cual se ufanaron por la rapidez de ejecución, resultó ser uno de los más chafas del País, o la que cada quien escoja de lo que abunda. La lista es larga. 

En el caso de la biblioteca Gilberto Owen, no se terminará ni será lo que creíamos podría llegar a ser. He estudiado la evolución de las bibliotecas por más de 20 años. Al llegar la oportunidad, creí que crearla conceptualmente de primer mundo y socializándola con grupos de gentes muy participativas e inteligentes, lograríamos algo bueno. Desde aquí mi reconocimiento a Manuel Díaz y Oscar Urcisichi, quienes nos acompañaron como avales ciudadanos a un gira por Estados Unidos para conocer las bibliotecas más avanzadas del mundo, pagando todo de su bolsa. 

A la hora de verdad, las pusilánimes autoridades del ISIC nunca defendieron el proyecto dejándolo en otras manos. María Luisa Miranda me dijo en una junta, en relación a la decisión ya tomada de mochar el proyecto y abaratarlo: “opino lo que diga el Gobernador”. Sin opinión propia, terminó enredándose en una retórica hueca. Aún y a pesar de todo, le agradezco me haya propuesto para hacer el proyecto.
Y acerca del que tomó las decisiones, don José Sevilla de ilustre apellido, sin conocimiento alguno de bibliotecas, hizo lo que quiso, revelando arrogancia y servilismo, y de pasada golpeando contumazmente al grupo político al que pertenece. 

Pregunta: ¿Adónde quedaron los 100 millones de la federación destinados a la biblioteca?
Proyecto original Biblioteca Gilberto Owen.


Proyecto modificado, se eliminó el último piso.

No sé cuándo podremos los ciudadanos tener la fuerza para participar uno a uno en las decisiones de la obra pública; tal vez no lo veré nunca. Creo fue Federico Reyes Heroles quien dijo que actualmente padecemos a la peor generación de políticos y funcionarios que ha tenido el País. Acertó, porque esa es la primera y más preocupante tragedia de México.

Hice un proyecto al más alto nivel profesional alcanzado, no exento de errores, siendo el más grave, el descarado fraude profesional cometido en contra nuestra por el Ing. Oscar Tellaeche con las consecuencias del caso. Afortunadamente corregido por profesionales de verdad. 

En nuestra profesión es común padecer decepciones profesionales. La biblioteca fue una más, pero no es la primera ni será la última.  En este caso, 20 años de espera fueron muchos y me rio al recordar que mejor expresa lo ocurrido, el título de la comedia de Shakespeare: Much Ado About Nothing.   


  

Escrito basado en el artículo de Felipe Leal, publicado el 15 de noviembre de 2015 en El Universal, a quien le confirmo mi admiración y respeto.  

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